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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Un Domingo cualquiera.

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¿Cómo salir ileso de un choque frontal?  ¿Cómo esquivar las palabras que se hieren en el filo del aire? ¿Estoy preparado para esta voluntad involuntaria de sobrevivir?  ¿Por qué sigue siendo tu voz el hueso de mis oídos y la nuez rota de mi garganta? Y, ¿por qué tu nombre es la contraseña para acceder a mi corazón? Pongo esta canción, y  me harto de escribir. Me harto de todo. Me tienes harto  con tanto silencio, tanta simpatía que no es mía. Estoy harto  de mí y de tanto cuídate .

Caja de herramientas.

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A veces para darnos la mano tenemos que aprender cómo funcionan las caricias. Es el principio de todo vínculo: la caricia. El modo de tocarnos y de dejarnos tocar. La manera de respetar cada una de las líneas de otro cuerpo y violar la curvatura de un sentimiento. Hay que construir el tacto desde el interior, pues de ello nos alimentamos. No puedo vivir sin una caricia de otro cuerpo sobre mis manos. Entiendo que éstas nacieron para sentir otra piel, y jamás me bastará con los milímetros de tacto de mis dedos.  Es cuestión de insaciabilidad. Como quien tiene una caja de herramientas y busca comprarse otra nueva, pero más grande. Así me siento cada día que me voy a la cama, y empiezo a recordar que no te acaricié tanto como te merecías.

Dibujo y Pintura.

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Serás real mientras yo te invente con mis manos.     Empezó como un dibujo,     una mirada a carboncillo que se difumina.     Yo      era un lápiz agitado e inquieto, y     Tú ,     bravas láminas de papel de color chocolate.      Fue como construir un cuadro.     Fue como vivir una vida juntos mientras     yo te dibujaba                   y tú me pintabas.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

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Existen dos formas de recorrer el camino: por donde ya han pasado, o hacer el tuyo propio . Últimamente salgo mucho a correr. Y mientras corro, escucho música del iPod, y entre tanto suelo imaginarme viviendo en Madrid, con mis novelas y mis poemas, haciendo recitales en escenarios iluminados por una sola bombilla, y buscando mis invenciones entre estanterías de librerías y bibliotecas. Me imagino también recibiendo la visita de familiares y amigos, y disfruto de sus gestos de orgullo al verme radiante y completo. También a ellos se les ve felices. Entonces sonrío, mientras sueño y corro al mismo tiempo. Correr y soñar, verbos preciosistas, son mi excusa por la que intentar ser feliz, porque ahora mismo siento que tengo pocos recursos con los que enfrentarme a esa tristeza viuda que es vivir sin estar contigo.

Horizontes Lejanos.

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Mis planes son como cubitos de hielo tomando el Sol. Se derriten a contrarreloj y no sé cómo contenerlo. Esto me hace ver que el futuro es un remedio que le damos al presente para enmendar las cosas que el tiempo no pudo por llegar siempre tarde. Pretendemos con el tiempo prevenir antes que curar, cuando siempre hemos dicho la famosa frase de: " el tiempo lo cura todo ". Y una mierda, con perdón. Para mí, pensar en el futuro es como tener una gastroenteritis sonriéndome en la cara, porque es un caos que no sé manejar, y únicamente puedo vomitarlo en todas partes sin poder quedarme con ninguna respuesta dentro de mí. Yo ya no intento planear demasiado, en especial a lo relativo a la persona. Mal verano llevo al respecto. Pero antes de acabar ahogado en mis propias palabras, me diría que las personas merecemos la pena, solo que siempre somos las equivocadas en el lugar correcto . Es incluso cínico creer que las personas que viven en tu misma ciudad puedan ser las a

Felicidad incompleta.

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La esclavitud perfecta es aquella en la que el esclavo no se da cuenta de que lo es. La esclavitud es una institución jurídica que conlleva a una situación personal por la cual un individuo está bajo el control de otro. Tengo la impresión de que en esta sentencia la palabra " control " tiene una connotación emocional abrumadora. Dependemos de otros seres humanos, es una condición innata nuestra, tan adherida a nuestras emociones que rige nuestra conducta. Por ello, la esclavitud es una forma disfrazada de amar. Tener dependencia real por otra persona es alarmantemente precioso. Para formar un corazón hacen falta dos personas. Yo dependo de las últimas veces que apareces por mi teléfono, de las palabras que se te escapan por la pantalla de mi ordenador, y del ritmo que marcan los compases de tu tristeza. Y todo esto es una esclavitud de carácter perpetuo. Porque vivo de echarte de menos, y cuanto menos sé de ti, más muero por dentro. Pasarán los años y am

Partido por la paz Mundial de mi interior.

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Hoy voy a jugar al fútbol.  Y entre medias de darle patadas a una pelota, recordaré las veces que he estado en ese mismo campo de juego con las mismas personas en días de otoño, invierno y primavera. Me pongo las zapatillas y noto en su suela las ampollas y heridas que años atrás siempre disfrutaba en la planta de mis pies. Y advierto que el tiempo ha hecho estragos en mis rodillas como un diente de león en medio de un tornado. Será extraño juntarme con tantas personas a las que llevo demasiado tiempo sin ver, y aunque una camiseta de fútbol del equipo Nostalgia tenga las marcas de no haberse desempolvado desde hace meses, me armaré las piernas de carreras y correré contra nueve tipos, contra todos y cada uno de ellos, y contra mí mismo, para agotar los recuerdos y darme cuenda de que, durante todos estos años, lo único que ha cambiado hemos sido las personas. Seguimos llevando las mismas camisetas.

¿Qué es la libertad?

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Gracias por hacerme creer que estaré a la altura de algo a lo que ambos sabemos que no llegaré. Quizá somos más libres de lo que pensamos. También quizá, estamos demasiado preocupados por el tipo de persona que tenemos que ser o el aspecto que debemos tener. Sin saber cómo, sabemos muy bien cómo coartar nuestra libertad. Y, ¿qué es la libertad? la libertad es un camino que no tiene pasado y su futuro tiene por apellido una interrogación enorme. La libertad son unos brazos de carne y hueso agitándose en el aire. La libertad son dos nudos en una cuerda. Y, en definitiva, la libertad es estar contigo y no saber cuándo termina esto.

Amor superficial.

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Quien diga que las cosas materiales no son importantes es un mentiroso de mierda. Porque desde que te conozco, no soy más que una marioneta a tus pies. No concibo la noche si no te la deseo feliz, ni entiendo la mañana sin tu despertar. El móvil es una extremidad más de mi cuerpo: conecto diréctamente contigo, o te busco en él hasta la conjuntivitis.  Todas las cosas materiales cobran significado y dejan de ser insignificantes. Porque me recuerdan a ti. Encuentro en ellas tu olor, y la manera en la que tú respiras. Cojo las fotos nuestras colgadas de mi pared para hallar en ellas tus huellas dactilares y así, al tocarlas, sentir que conecto contigo y con la imagen a un nivel superior.  Me faltan los besos. Pero, ¿cuántos de ellos todavía pelean incontenibles en los recovecos de mi almohada? Hasta he comprado tu carmín de la marca Nostalgia, y escribir en cualquier papel tu nombre en rosa una tarde alegre, y en rojo furtivo para una noche loca. Porque me acuerdo de ti a