Partido por la paz Mundial de mi interior.
Hoy voy a jugar al fútbol. Y entre medias de darle patadas a una pelota, recordaré las veces que he estado en ese mismo campo de juego con las mismas personas en días de otoño, invierno y primavera.
Me pongo las zapatillas y noto en su suela las ampollas y heridas que años atrás siempre disfrutaba en la planta de mis pies. Y advierto que el tiempo ha hecho estragos en mis rodillas como un diente de león en medio de un tornado.
Será extraño juntarme con tantas personas a las que llevo demasiado tiempo sin ver, y aunque una camiseta de fútbol del equipo Nostalgia tenga las marcas de no haberse desempolvado desde hace meses, me armaré las piernas de carreras y correré contra nueve tipos, contra todos y cada uno de ellos, y contra mí mismo, para agotar los recuerdos y darme cuenda de que, durante todos estos años, lo único que ha cambiado hemos sido las personas.
Seguimos llevando las mismas camisetas.
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