El cuervo.
Si yo fuera un cuervo, no miraría vanidoso al fondo del cielo, ni pretendería perezoso que la oscuridad inundara como un desierto el oasis de mi mirada. Si la piel que invade mi cuerpo se echara atrás al contacto con el viento, y el aire y el árbol y la raíz y la semilla se desvanecieran de golpe porque yo cerrara los ojos y me convirtiera en un cuervo que vuela sin patas y sueña en blanco y negro. Si yo pudiera levantar la vista y alzar la huida como una aguja que se enhebra en la comisura de la carne. si yo pudiera arrancarme las arterias y venas con una mueca no tan quebrada en el precipicio de la boca. Si de mis arterias y venas no emanara soja y pena, yo no sería un cuervo desplumado ni esta muerte sería una pesadilla.