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Mostrando entradas de febrero, 2013

Fiebre del Sábado Noche.

A veces me olvido de que te he conocido, me olvido de tus orejas y la sonrisa que las une, y de cada una de las pestañas que se solapan como un atardecer en el horizonte de tus ojos. Luego salgo a comprar el pan, hago la comida y limpio la cocina, como todos los días de mi vida. Escribo por las noches y duermo por el día. Me enfrento a la semana y la rompo con un sábado y un domingo. En ocasiones se me va de la cabeza que tú existes por las calles, que las atraviesas con tus piernas y te conjugas en las cafeterías donde lo dulce es más dulce porque tú lo haces posible. Salgo a correr y le dibujo un círculo a la ciudad, a veces un óvalo, otras veces una Tierra achatada en sus polos. Todo depende de lo cerca que esté de acordarme de ti, de respirar el perfume que abriga tu cuello y de romper los muros de vergüenza que yo mismo levanto cuando tú te acercas sin saberlo. Me pierdo por la noche en mitad de cualquier bar (mentira, habré ido a todos los bares donde tus huellas hayan dejad