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Mostrando entradas de enero, 2015

El Reino del Aire.

No entiendo tu idioma, pero me gusta mucho c ó mo mueves los labios al conjugar una sonrisa, el gesto decidido de tu boca al despegar tu verg ü enza, o ese sonido tibio y deshilachado que roza el pico m á s alto de un decibelio o de mi monta ñ a rusa. El espacio todo lo cura, pero a m í me falta tiempo para decorarte de cicatrices y trompas de elefante cada uno de los rincones asilvestrados y feroces del zool ó gico de tus piernas. He visto con mi propia cintura de lo que son capaces tus rodillas, as í que no me digas nunca que no puedes desear, mi querida fugitiva de ciempi é s, porque la materia que te teje, el cemento b ú falo que te construye, la selva de cabellos libertarios que vuela por tu tejado, todo lo que te conforma, y la forma en s í de tu cuerpo, me indican irrevocablemente que eres una zorra sin amante, una sirena con patas, unas alas sin p á jaro, una estrella de mar bic é fala, el coraz ó n d