Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2012

La noche, la farola y el reloj.

Imagen
  La noche se yergue negra y acartonada por las esquinas de la calle. Cada farola sugiere el color excéntrico de una manzana verde en la mitad que va de un año a otro. Miro los semáforos parpadear con la insistencia virulenta y sistemática de la vida. También miro mi reloj, apenas mojado por la imperceptible y fina lluvia que se solapa a mi cuerpo con el trasiego del tiempo. Nunca antes la lluvia me había hecho sonreír tanto, y creo que la mejor respuesta a por qué ésta lo hace conmigo, está en que yo lo necesitaba.  En medio de la noche, entre dos farolas de una calle cualquiera, viendo mi semáforo pestañear de igual forma que lo hace mi reloj, y dejando pasar el tiempo y la vida, que para el caso son lo mismo, empiezo a conocerme. Creo que me estoy conociendo, lo que no implica que esté cambiando. Me encuentro en un estado de quietud corpóreo y anímico tremendo y, sin embargo, no dejo de sentir que mi cabeza es un torbellino cuya raíz comienza en mi estómago y vuela como un re

Nudo en la garganta.

Imagen
Soy paradójico. Así, sin más. Soy en mí mismo una tormenta, y una voz simpática que hace sonreír sin la pretensión de hacer reír. Soy lo que siempre he sentido. Soy un nudo en la garganta. Soy egoísmo kilométrico desnudo y roto en el horizonte. Soy la peor versión de mí mismo. Una mentira en la piel de quien me quiere, un mensaje vacío e inconexo. Y por sentirme más alla, siento la necesidad de poseer el ancho mar que doblega con olas el barco efímero de una mujer. Y por sentirla más allá, abarco el cielo que se le refleja. Me arrojo por la bóveda de sus ojos y ella entera es un pozo, una sonrisa profunda, un gozo, suave barranco, dulce enojo. Amor, háblame de ti o déjame morir conociéndote. Que no moriré, si no vivo en ti, o tú en mí, o los dos en un mismo ser, o el amor a quemarropa sediento de piel y labio. Háblame de ti, y déjame ser parte de todo esto, de una perspectiva, de una cerilla, déjame desangrarme en tu sangre y arterariarme en tus arter

La Vida es un trueque.

Imagen
Una hoja y otra hoja son la apariencia del viento que las lleva. Vivir es una tarea que estoy postergando porque, Amor, tú no estás en ella. No te he conocido todavía, ni me he cruzado contigo por la calle, ni has parpadeado lentamente en mí como un semáforo lo hace con la noche, como una noche lo hace en las farolas, como lo hacen las intermitentes estrellas que se planchan doradas y equidistantes en la lánguida colcha del cielo. El reloj marca un punto geográfico donde recordarte y echarte de menos coinciden con las agujas de tu ausencia. La palabra deseo se vuelca en mi cerebro y un milagro llamado Amor vestido con falda y tacón me recorre la cintura. Entonces tú y yo nos amamos, nos amamos con el mismo amor que una hoja le profesa a otra hoja en la suave marca del Otoño. El viento va y viene y las hojas se conocen. Entonces nos formamos de las mismas cicatrices, de las mismas hojas, de las mismas lágrimas  que palidecen secas en un mismo cuerpo

Sinestesia.

Imagen
Estas últimas semanas a través de un amigo he podido conocer que la Música Clásica se articula por frases. Lo que es evidente es que las conversaciones entre personas, también. Concluyo, pues, que no somos más que música en el aire, al fin y al cabo. La Sinestesia es la enfermedad de los soñadores. Poder decir si una nota musical es roja, violeta, blanca o azul; y si las palabras con las que ahora mismo me expreso se componen de una gama diferida de colores, es lo que convierte la Vida, cuando cerramos los ojos, en algo maravilloso. La Música, como las palabras, tiene sus propias vías de escape, sus leyes de evasión y fuga. Una fuga es cuando en una obra, una melodía se repite en instrumentos o voces distintas, persiguiéndose a sí misma. Advierto, pues, una fuga recurrente de mí mismo contra mis emociones, pues éstas son como fantasmas etéreos que se vuelcan en la tronera de mis pensamientos y me aleccionan para ser una versión desdibujada de quien soy en este exacto instant

Puntos de conexión.

Puedes besar a otra persona y no pasa nada. No me duele. Tampoco me perteneces. Eres una chica, singular e independiente, y en ocasiones tú y yo nos encontramos, y en ocasiones tú y yo conectamos, y puedes no pensar en mí y no pasa nada, porque así eres individual y extravagante. alocada, simbiótica, arrogante, un mar de aire donde tú y yo nos perdamos, y sintamos mil palabras y no pasa nada. Los parámetros de nuestros breves cuerpos leves y bruscos en la inmensa distancia darán forma al color muerto de los celos donde tu voz ha hecho su última estancia. Así defino los puntos del Amor, nadie perteneceremos a nadie ni nos prometeremos el futuro.

Mujer de carne y hueso.

Imagen
Eres maravillosa.  Así, tal cual eres.  Y no lo digo con segundas intenciones.  No lo digo para que te quedes conmigo.  Te lo hago saber para que sigas siendo así,  porque si en algún momento entristeces,  todo mi equilibrio se descompensa y pierdo de principio a fin la perspectiva. Lo que quiero decir  es que yo soy feliz  cuando tú también lo eres.

Cuestión de gustos.

Creo en los flexos de luz, en los agujeros negros, en las manos de los zurdos, en cuatro besos tranquilos después de cuatro sonrisas, en las sonrisas de papel, también en el papel celofán. Creo en la Tarta Sacher, en comerme bombones Lindt, creo en los buenos sitios y en mejores compañías. Creo en un invierno con torrijas, en encontrar al amigo invisible, en correr con tobilleras, también en las riñoneras, en el Paracetamol y el Termalgin, en El Árbol de la Ciencia, en vivir los Lunes al Sol, los vampiros y los dientes de ajo, en el abrigo de un caracol. Creo en el reciclaje, en los árboles caducifolios, en la muerte después de la vida, y en la muerte cuando no es vida. Creo en la colcha nórdica y en la posición de las estrellas, en perder el Norte en una brújula, en todas las palabras esdrújulas, los colores de mi equipo de fútbol, en todos los días de mi cumpleaños. Creo en este San Valentín, creo en los dien