Cuestión de gustos.
Creo en los
flexos de luz,
en los agujeros
negros,
en las manos de
los zurdos,
en cuatro besos
tranquilos
después de
cuatro sonrisas,
en las sonrisas
de papel,
también en el
papel celofán.
Creo en la Tarta
Sacher,
en comerme
bombones Lindt,
creo en los
buenos sitios
y en mejores
compañías.
Creo en un invierno
con torrijas,
en encontrar al
amigo invisible,
en correr con
tobilleras,
también en las
riñoneras,
en el
Paracetamol y el Termalgin,
en El Árbol de
la Ciencia,
en vivir los
Lunes al Sol,
los vampiros y
los dientes de ajo,
en el abrigo de un caracol.
en el abrigo de un caracol.
Creo en el
reciclaje,
en los árboles
caducifolios,
en la muerte
después de la vida,
y en la muerte
cuando no es vida.
Creo en la
colcha nórdica
y en la posición
de las estrellas,
en perder el
Norte en una brújula,
en todas las
palabras esdrújulas,
los colores de
mi equipo de fútbol,
en todos los
días de mi cumpleaños.
Creo en este San
Valentín,
creo en los
dientes de león,
también en las
gafas de sol,
en dormir
siempre abrazados
y en los abrazos
de cuchara.
Creo en la Poesía sin rima,
y en los miedos de
Clark Kent.
En la Sombra del
Viento también creo
como también
creo en Antonio Gala.
Creo en la
Humanidad
y en las pelis
de acción,
que Bruce Willis
es un héroe
y Manuel Langa,
su alma.
Creo en la
Moleskine
y en las
mazorcas de maíz.
Creo en la
familia que se quiere
y siempre el
Amor a primera vista,
que la vida es
el camino
y el destino un
accidente.
Creo en muchas
cosas,
pero no creo en
Dios.
Creo que algún
día te enamorarás
y que desde entonces seremos tú y yo.
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