Tronera Central

Si vinieras a por mí, no  me daría la vuelta. No. No lo haría.  Extendería mis brazos por tu cintura, te elevaría  y te colocarías encima de mí,  apretando tus piernas en mi cadera.  Te miraría, te miraría mucho. Tanto te miraría  que el tiempo se detendría.  Me reclinaría y tú caerías sobre mí.  Detendría el tiempo justo ahí,  contigo a mi lado.   Y empezaría entonces a darte un beso  aquí , otro acá , otro un poquito más abajo , el siguiente  tres centímetros a la derecha , otro allá ... Así viviríamos nuestro Sueño de una noche de Verano. No existe lo imposible. Hagámoslo realidad. No llenemos la vida de " peros ", vaciemos las oportunidades intentándolo. Te quiero en una piscina y quiero que este año se llame Verano. Vente a cualquier parte del mundo y cumplamos este propósito tan atractivo.

Agarrar un Diente de León es                                                                    atrapar un sueño que quizás                                                                                                                                                              no pueda cumplirse.

La Torre Eiffel es nosotros un día cualquiera de verano . Hay sentimientos que no tienen nombre. Pero tú no eres un nombre. Eres un abanico entero de adjetivos, y yo el verbo que los conduce hacia tus oídos. Nuestro único adverbio debería de incluir la palabra "siempre" y tener una connotación positiva. Que tú estés en mi vida no forma parte del destino; es una obligación que tiene la vida para pagarme la deuda de haberme enamorado de ti. Sé que nuestro amor va por fascículos, y los encuentros futuros tienen un espacio de tiempo cada vez mayor. Será virtud nuestra el sobrevivir a los centímetros de aire donde nuestra piel no se queme con el contacto. Creo que la distancia en una pareja es una batalla sin armas ni victoriosos. Y el antónimo de una relación debe de ser la derrota. Y si hay que perder, que sea por una victoria tuya. Si esta vez tengo que perder, aprenderé la lección. Las derrotas contra uno mismo resultan muy amargas. Uno nunca quiere ceder la victoria.

Hoy mi sonrisa es un bolígrafo que no tiene tinta, y tus ojos un par de chupitos que ya me he bebido. Desde que no sé de ti, las horas han abarcado más de sesenta minutos cada una, y los minutos se han compuesto de nuevas horas llamadas impaciencia. Llega la medianoche, y la temperatura de mi cuerpo se equipara a los grados de alcohol de la ginebra. La ventana se abre como una página a mitad de libro que no conecta ni con el pasado ni con aquello que me empeño en llamar "nosotros". Enciendo el ventilador, esa noria con aspas, y pienso que mi cabeza da vueltas como una ola de mar que no se ancla en la orilla de la playa. Así que me armo de valor y comienzo a diseñar nuestro encuentro y, más concretamente, nuestro punto de encuentro. Nuestra cama. Necesitaré muchos tornillos: uno por cada choque de palabras que hayamos vivido. De igual modo utilizaré tantas baldas como emociones hayamos abarcado, y la medida de nuestra cama siempre será de "n - 1" (donde

Diario de Guerra de un superviviente en la almohada, Dos horas y treinta y siete minutos de la mañana. No puedo dormir. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos. Cierro los ojos y la nada se revuelve, me hipnotiza siquiera, pero no me llega la calma. No me queda paz que respirar. Tú te la llevaste toda. Toda la paz y la guerra también. Porque estar contigo es vivir en un continuo caos y sentir un vacío terrenal que todo lo deja en suspense. Porque estar contigo y convivir en ese caos me alimenta, me nutre, me hace reflexionar. A veces pierdo la noción de las cosas. Me levanto de la cama con los ojos como platos. Muevo las piernas imitando el andar de un pato mareado para llegar a la cocina y encontrarme desesperado con una botella de agua que contenga pedacitos de escarcha. Necesito algo que me despierte de este sin dormir, que me reanime y me excite. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que nos besamos. Mojo mis labios en el agua y enciendo la

          Tienes una sonrisa para cada momento:  Sonríes estrechando el labio inferior con los dientes cuando sientes vergüenza.  Sonríes a carcajada limpia cerrando los ojos y retorciendo el cuello como un camaleón cuando te cuentan un chiste o algo muy gracioso.  Sonríes mirando hacia la izquierda, hacia abajo, y con una risa seca, cuando no te interesa lo que estás escuchando o cuando estás disimulando delante de alguien.  Sonríes alegre y amable cuando estás con tus amigos, los más cercanos, los de verdad.  Y sonríes dulce y tierna y a la vez mimosa y sincera cuando estás a cinco centímetros de mí.                   ¿Adivinas mi sonrisa?

  ¿Por qué todos los soñadores comparten visiones de vuelo? ¿Es la aspiración del espíritu a verse libre de la carne y los huesos y la suciedad de la vida mortal? ¿Nos acercamos a una memoria compartida de un tiempo lejano donde podíamos volar? ¿O es solo la envidia la que lleva nuestras mentes a las nubes? Porque... ¿cómo puede algo que vuela ser molestado por la pena y las necesidades? ¿Cómo puede algo que bailar con el viento estar lo suficientemente quieto para ser herido? ¿Qué darías para descubrirlo? ¿Qué darías para volar? Este es el comienzo de " Superman: La Caída de los Dioses ".  Siempre quise ser Superman, es mi personaje favorito de cómic. Mi afición por él llegó de mi padre, que coleccionaba los primerísimos cómics del superhéroe (naturalmente los cinco primeros no los tenía). Y quería ser Superman porque, de entre todos sus poderes, el de volar me parecía el mejor. sencillamente maravilloso. ¿Quién no ha soñado con volar? Cuando duerm

No bastará con pedirte perdón  por todos los segundos que se encierran  en los minutos, las horas y los días  que te he recriminado no haber estado a mi lado.  Tendré que usar Trombocid para curar los golpes que me diste y que todavía quedan a la vista.

Hoy he sentido que yo tampoco tengo ni puta idea de qué hacer con mi vida, y me he visto irremediablemente ignorante. Y ha sido interesante, divertido, peligroso y triste a partes iguales. Me encanta cuando escucho en este vídeo: " nunca has visto a una mujer y te has sentido vulnerable ". Yo sí me he sentido así, y esa debilidad extrema es como ponerle al corazón, cuando se hiere, un parche y que siempre se rompa por el mismo sitio. La otra gran parte de la película son los prejuicios , ese gran aliado que siempre me la juega por la espalda. De todos modos, no podemos prejuzgar según el tipo de libro que leen las personas. Mi libro favorito es, si acaso, La sombra del viento, y aunque dudo mucho que me defina como persona, sí que se acerca gramática y sintácticamente hablando a algo que es parte de mí, o que aspiro a demostrar. Lo que está claro es que no necesitamos una carrera universitaria para sentirnos completos. Existen infinidad de modos diferentes de encontrar

Anoche me dormí leyendo la siguiente frase: "Ser parte de algo más grande que uno mismo es lo que necesitas para poder cambiar la perspectiva de tu propia vida". Creo saber por dónde van los tiros, porque en mi mente ronda algo que puede ser enorme, o quedarse en nada. Por supuesto intentaré que sea algo más grande que Asia (por ejemplificar físicamente). ¿Sabes de ese momento en el que tomas una decisión y no estás conforme con lo que has elegido, pero aún así lo haces? Me estará faltando personalidad o que ya lucho a la desesperada, pero hay batallas que ya se perdieron y yo me empeño en ganarlas ahora. Iuris tantum.- Presunción de certeza . Es lo que ocurre en mi vida, y aunque tengo pruebas irrefutables, no sirven para nada. Se supone que no existen culpables ni víctimas, pero aquí la culpa es toda mía. Naturalmente, hablo del amor en estos últimos párrafos. Porque creo que encontré a la persona adecuada con la personalidad inadecuada.