Caligrama emocional.

La Torre Eiffel es nosotros un día cualquiera de verano.


Hay sentimientos que no tienen nombre.

Pero tú no eres un nombre. Eres un abanico entero de adjetivos, y yo el verbo que los conduce hacia tus oídos. Nuestro único adverbio debería de incluir la palabra "siempre" y tener una connotación positiva.

Que tú estés en mi vida no forma parte del destino; es una obligación que tiene la vida para pagarme la deuda de haberme enamorado de ti.

Sé que nuestro amor va por fascículos, y los encuentros futuros tienen un espacio de tiempo cada vez mayor. Será virtud nuestra el sobrevivir a los centímetros de aire donde nuestra piel no se queme con el contacto.

Creo que la distancia en una pareja es una batalla sin armas ni victoriosos. Y el antónimo de una relación debe de ser la derrota.

Y si hay que perder, que sea por una victoria tuya. Si esta vez tengo que perder, aprenderé la lección.

Las derrotas contra uno mismo resultan muy amargas. Uno nunca quiere ceder la victoria. Solo con el tiempo se aprende a disfrutar lo dulce que es perder. Y si mi derrota es tu victoria, ¡qué bien suena el hastío!

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