El cuervo.

Si yo fuera un cuervo,
no miraría vanidoso
al fondo del cielo,
ni pretendería perezoso
que la oscuridad inundara
como un desierto
el oasis de mi mirada.

Si la piel que invade mi cuerpo
se echara atrás
al contacto con el viento,
y el aire y el árbol
y la raíz y la semilla
se desvanecieran de golpe
porque yo cerrara los ojos
y me convirtiera en un cuervo
que vuela sin patas
y sueña en blanco y negro.

Si yo pudiera levantar la vista
y alzar la huida
como una aguja que se enhebra
en la comisura de la carne.
si yo pudiera arrancarme
las arterias y venas
con una mueca no tan quebrada
en el precipicio de la boca.

Si de mis arterias y venas
no emanara soja y pena,
yo no sería un cuervo desplumado
ni esta muerte sería una pesadilla.

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