La Generación del XXI.

¿Qué clase de mundo le estamos dejando a la Poesía? Es la pregunta que llevo haciéndome varias noches. Porque no comprendo los sintagmas de la métrica. 

La gente llora por un móvil, porque no hay pantalones de su talla o porque no aprueban el examen de conducir. Pero yo me hundo porque no me cuadra un verso. Un maldito verso.

Todo se reduce a eso: la palabra, la retórica, llegar a componer algo verdaderamente maravilloso como para que sobreviva a nuestra propia existencia. ¿No lo hacía así Cernuda? No me imagino a ningún poeta de la Generación del 27 prefiriendo a una mujer o una cerveza en vez de una estrofa. Cada año entiendo un poco más la tristeza que soporta la Poesía. Ninguno estamos a su altura; ninguno demostramos ser lo necesariamente exigentes como para reventar el mundo literario y hacer un cráter en el pecho de todos los lectores del mundo. 

Poesía no es escribir exactamente lo mismo que otros ya han hecho pero con distintas palabras. Hay que cuidar el contenido y el contenedor. No es lo mismo echar la basura al vidrio o al cartón. No es lo mismo enamorarse de una mujer o de otra. Distinguir la apatía de la desidia y darles un nuevo giro. Eso es romper con los convencionalismos. Y, por suerte, no conozco mujeres convencionales.

Por favor, que alguien me explique cuando, para terminar una estrofa o loquequieraqueesténacabando, escriben "y claro". ¿Quién inventó eso y por qué sigue escribiéndolo? Y peor aún: ¿por qué se le imita hasta la saciedad? No caigamos en el vicio técnico.

Escribamos nuestro poema, nuestra pamplina o nuestra vergüenza, pero hagámosla nuestra y de nadie más, y si luego tenemos la poca cobardía de subirnos a un escenario a recitar, exijo que midamos nuestra respiración,  que entonemos, que seamos mejores cada vez, que hagamos estremecerse a quien nos escucha.

Pensad que, mientras otros están disfrutando de la vida, nosotros componemos Poesía: ésa es nuestra ventaja.

Necesitamos hacer algo extraordinario para creer que nuestra vida tiene significado. Necesitamos calar hondo en los seres humanos para ser recordados. Así, y sólo así, no moriremos nunca.

La Poesía nos lo quita todo, pero tengo fe en que pronto nos dará de vuelta este sacrificio que hacemos por Ella.

Entendedme. Sólo estoy reclamando el pedacito de historia que nos corresponde.

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