Mi última persona.

Si hoy fuera
mi último día de vida
quiero que sepas
que tú serías
mi última persona.

Y no me duele admitirlo.
Ni siquiera necesito perder
la poca vergüenza que albergo
para corroborarlo mediante
la más leve y fugaz sonrisa
que se solapa a mi cara.

Porque eso somos los seres humanos:
breves cuerpos en descomposición
desde el día en que nacemos.
Tal es nuestro miedo a desaparecer
que necesitamos completarnos
a través de otros cuerpos.

Y creo que esa sensación de lucha
ante la pérdida de uno mismo
es lo que hace que la vida
merezca la pena.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué besamos tanto los obsesivos compulsivos?

¿Un libro basta para definirte?

La última vez que sentí algo por primera vez.