El Cielo está en el Suelo de los que enterramos.

Es como un destello.
Te sobreviene.
Crees caminar
con la actitud correcta
hasta que la tierra,
más fértil que el aire,
se imanta en tu piel
y hace de tus pies
cimientos de carne.

Rápido, ágil, esquivo,
un relámpago te impulsa.
Te sorprendes, adivino,
abrazas la vergüenza insulsa,
un pellizco altivo.

Es una certeza,
un dolor agudo y punzante,
una brisa electrizante.
Te destripa en piezas,
te define brillante.
Sonreír parece alarmante.

Pero solo lo parece.

¿Lo percibes?
Claro que lo percibes.
Se llama Vida.
Esto es vivir.
Esto es de lo que tanto hablaban
aquéllos que sonreían.
Se llama Sonrisa,
se llama como tú quieras,
se hace sin prisa,
corta la brisa,
y eleva tu boca.
Se llama como tú quieras,
pero te pertenece,
te subyuga y te doblega,
te quiebra, te estremece
hasta casi quitarte la vida.
Así funciona el Amor.
En tu corazón anida.


Tienes todo el camino
por delante
para morir.
Todavía es tarde para ello.

No pretendas
ser una estrella.
El Cielo está
en el suelo
de los que enterramos.


Comentarios

  1. Muerdeme la boca y prometere no taparme los ojos cuando te vayas.

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