(Construyendo un beso).

Desde entonces,
no tengo capacidad mental
para disimular
lo que siento por la vida.

Entonces, por supuesto,
eran tu cuerpo y tu voz.

Recuerdo que viniste
dispuesta a romperme el corazón.
Quién nos iba a decir
que con tu despedida
era el tuyo el que se rompería.
No pude recoger ni los añicos.
Saliste volando
y deshiciste tu presencia
como la pluma de una paloma
ahorcada con el viento.

Tú nunca fuiste feliz
en toda mi vida.
Tampoco en la tuya
supiste serlo.
Yo no sabía perderme,
si no era en tu contorno.
Tampoco podía encontrarme,
si no era en tu entorno.

Miré tu cuello
desproporcionado.
Siempre pensé
que cabía más deseo
que centímetros de voz.
En tu cuello atorado
mi boca hacía recorrido.
El asfalto de mi garganta
era una lengua hirviendo
por las terminaciones
nerviosas de tu piel.

Tú reclamabas la huida
y yo proclamaba idolatría.
Incluso en la despedida
guardabas restos erosionados
de la erótica de tu voz.

Mi labio se hacía rabia
a cada beso que daba.
Todos, sin excepción,
perdieron su destinatario.
Me tenías donde queríamos.
Me tenías, ¿dónde queríamos?
¿Dónde nos queríamos?
¿Nos queríamos?

Yo sí te quería.
Te quería, además,
por encima de cualquier cosa.
De una cama, mismo.

Sabía con certeza
qué éramos juntos,
que éramos deseo hecho carne.

Contigo
aprendí a quererme
desde otros ojos.
También aprendí
que la felicidad ni me creaba,
ni me destruía.
Me transformaba en una boca
arqueada hacia arriba.

Decías adiós
y el miedo era intangible,
pero, si me tocabas,
se pasaba de tu piel a la mía
Curioso vehículo
el del sufrimiento.

No es necesario
que me convenzas.
Convéncete.
Eres irrepetible.
Yo te vi pasar,
y nadie ha vuelto
para superarte.

Algún día
seremos felices.
Pero no esta vez.
No será hoy.
Ni conmigo.
Ni sin ti.
Hoy por hoy
soy una derrota
que llega a tiempo.

Si pudiéramos vernos
una vez más.
¿Qué preferirías:
veracidad o voracidad?
Hablo de besarnos,
hablo de un último beso,
uno absurdo y necesario.

No diré ni una sola palabra más
(estoy construyendo un beso).

Comentarios

  1. Un beso precioso. El amor, que siempre nos desarma para volverlo a reconstruir, así tan bonito como tu lo has hecho aquí. Un saludo, tu fiel seguidora

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Por qué besamos tanto los obsesivos compulsivos?

¿Un libro basta para definirte?

La última vez que sentí algo por primera vez.