Ella.

En su fragilidad está su belleza.

Ella es como un adjetivo
que todavía no se ha pronunciado.

Ella es la llave de la sintaxis.

Ella es el espejo húmedo de otoño.

Ella es una lengua quemada con tabasco.

Ella es todo lo que yo aspiro a amar.

Ella es aquello que ambiciono
y que sólo puedo admirar
desde la distancia.

Ella es cara y cruz al mismo tiempo.
Corta el aire en el azar de su vida.

Ella es un beso sucio de mala praxis.

Ella es intimidad desbocada y atolondrada
en la comisura de mi cuello.

Ella es mejor de lo que parece.
Y parece más de lo que digo.

Ella es primero una mirada.
Después, una certeza.

Ella es una grieta en el tiempo,
una parálisis facial
y la voz del renacimiento.

Ella es caricia.

Ella es mi última oportunidad
de salir vivo de mi cuerpo.

Ella es luz reveladora.
Redención lasciva.
Final de muerte.

Ella es al tiempo
suspiro y expiación.

Ella antes me quiso,
y a veces
también me querrá.

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