¿Por qué quiero escribir?

¿Por qué quiero escribir?

Estas últimas semanas he estado viendo cómo muchos de vosotros habláis de que en breve publicaréis vuestros libros. Me alegro muchísimo por vosotros. De corazón.

Os presento toda mi obra: Once poemarios, diez relatos cortos, una obra de teatro, una novela y un cortometraje. Yo no tengo miles de seguidores en Twitter. Tampoco tengo lectores en mi blog como para creer que se dirige hacia alguna parte. No sé lo que son los halagos fáciles porque apenas consigo juntar unos pocos de vez en cuando. Ni siquiera funciono bien en términos de marketing. Admito que siempre he tenido la pretensión de publicar, como muchos otros. Y en parte movido por la vanidad, en parte por el ego. Pero a lo que verdaderamente aspiro es a que lo que escribo, mis obras, ese conjunto de palabras más o menos ordenadas, sean más grandes que yo mismo. Y para ello, escribo en proyección. Sé que la cantidad no hace la calidad. Pero cada error es un acierto según el prisma con el que se mire. Y me gusta tropezar. Mi vida no es una montaña rusa, pero al menos yo invento las curvas en el camino.

Tengo miedo a la muerte. Y creo con firmeza que la única forma de sobrevivir es no cayendo en el olvido. No moriré nunca si mi obra perdura, si mi obra vive y se queda en alguien.

No he dejado de escribir ni un sólo día desde que empecé hace doce años. Ni de creer en mi obra más que incluso en mí mismo. No he dejado de intentarlo. Tengo la vaga ilusión de que algún día alguien se dará cuenta de que algo de lo que yo he escrito merece la pena ser leído. 

Un día me preguntaron si hacía todo esto para ganar dinero o para ser leído. Yo lo tengo muy claro, nítido. Cristalino.

Si yo no sé hacerme llegar al público, veamos si mis escritos pueden aterrizar en alguna parte.

Prosa. Verso. Palabra. Lo que quiera que salga de la garganta, que venga de vuelta con un poco de luz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué besamos tanto los obsesivos compulsivos?

¿Un libro basta para definirte?

La última vez que sentí algo por primera vez.