Prisión emocional.

Nuestros esquemas mentales son distintos. Lo que tú llamas amor, para mí es un suicidio. Aunque un suicidio colectivo de amor tampoco estaría tan mal.

¿Un suicido emocional sería como vivir en una celda?

Tengo la convicción de que existe una cárcel para todos los que somos víctimas de ti. Está entre los pulmones, tiene una puerta de entrada y un precipicio de salida.

Por la calle las ventanas tienen rejas. No entienden de seguridad. Los mejores barrotes son las costillas. De ahí no se escapa el corazón. 

Pero, ¿por qué hablo yo de prisiones? Toda esta historia viene de la tela que nos recubre. Te lo vuelvo a recordar: tú no tienes piel y lunares, lo tuyo son cielo y estrellas. Y eso, a noche de hoy, es lo más cerca que estoy de sentirme prisionero.

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