Muerte súbita anunciada.

Llegará un día cualquiera
donde la Muerte vendrá a mí
y al fin y sin fin moriré.
Mi madre notará una punzada
entre el pecho y el corazón;
parecerá dolerle al mismo tiempo.
Le dolerá el cráneo a mi hermana,
mis pensamientos los pensará
igual que yo los he pensado.
Sufrirá mi hermano de los pies,
y de todos los huesos
que se elevan atómicos
como huellas en el tiempo.
Y mi padre me echara de menos
más que de costumbre,
sentirá que no le llega el aire
en cada exalación que se pronuncia
épica e inconstante en las ondas
que se alborotan en su barba.

Llegará un día en el que moriré,
y también se perderán decididos
pequeños retazos de sus vidas,
las de mi Familia.

Llegará un día en el que moriré,
y no seré más que cicatrices
adheridas a la piel que se agrieta
en la corteza de su memoria.

Cuando ese día me habite,
daré gracias por la familia
en la que he vivido.

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