Echar unas veintiuna.


Son las doce del mediodía. Cojo el balón. 
Quiero echar unas canastas. Hoy me toca ir solo. 
Me apetecía descargar mi frustración 
contra alguien que no tuviera vida.

Lo que no supe ver es que descargaba la rabia contra mí mismo.

No he roto la canasta, no he vencido con la pelota.
he derrotado todo lo que yo era.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué besamos tanto los obsesivos compulsivos?

¿Un libro basta para definirte?

La última vez que sentí algo por primera vez.